La rentabilidad es el objetivo principal de cualquier propiedad turística. Sin embargo, muchos alojamientos siguen sin aplicar estrategias avanzadas de pricing o desconocen cómo funciona el revenue management. Esta disciplina permite ajustar precios de manera inteligente para aprovechar al máximo la demanda, aumentar ingresos y reducir periodos de baja ocupación.
El primer paso para un buen revenue es conocer la estacionalidad del destino. Analizar datos históricos, eventos locales, temporadas altas y bajas permite planificar mejor la estrategia de precios. Un alojamiento que mantiene tarifas fijas durante todo el año pierde competitividad y beneficios. Por el contrario, uno que adapta sus precios según la demanda maximiza cada oportunidad de venta.
La segmentación del cliente también es clave. No todos los viajeros buscan lo mismo ni están dispuestos a pagar el mismo precio. Identificar públicos como parejas, familias, viajeros de negocios o turistas internacionales ayuda a dirigir ofertas específicas que aumenten la conversión.
La tecnología juega un papel esencial. Existen herramientas de revenue management que analizan en tiempo real la competencia, la ocupación, el ritmo de reservas y la demanda del destino. Estas plataformas recomiendan tarifas óptimas para cada día, permitiendo al alojamiento mantenerse competitivo sin necesidad de ajustes manuales constantes.
Finalmente, medir los resultados es indispensable. Indicadores como RevPAR, ADR, ocupación o coste por adquisición permiten evaluar la eficacia de la estrategia y realizar ajustes continuos. Un revenue management bien implementado puede aumentar la rentabilidad del alojamiento entre un 15% y un 40% sin necesidad de incrementar costes.
